13 oct 2012

Una boda campestre

Vamos a a contaros nuestro último trabajo. Ha sido una boda campestre, sencilla pero muy original. Cada detalle ha sido pensado y el resultado nos gusta un montón. La fecha, el 12 de octubre. El lugar, una finca privada, La Pintada,  un enclave privilegiado con vistas a la sierra de Algámitas y al castillo de Pruna. Como la boda era de pequeño formato, dividimos los espacios perfectamente: los niños, los invitados más mayores, el catering, el cóctel... El novio, del lugar; la novia, de Puerto Real. Viven en Cádiz, frente al mar... así que teníamos claro que si  Antonio y Milagros habían elegido la sierra para casarse, les iba a gustar toda una boda campestre.




Tanto la ambientación como la papelería tenía que llevar un motivo floral, suave...empezamos a diseñar los menús, las tarjetas de mesa y los cuadritos que ambientarían el lugar...y llegamos hasta esta preciosa tela, que nos ha servido para ambientar toda la tarjetería.



No queríamos presentar tarjetas impresas. Eran 54 invitados y preferimos el scrapbook : pegatinas de tela, washi tape, recortes a mano... así fue como cada invitado disfrutó de su menú. En el post final podréis ver cómo quedaron en las mesas.

Decidimos visitar " el pajar" que tan ordenado tienen los dueños ( Tomás y María, unos anfitriones perfectos y generosos) para aprovechar todo aquello que reflejase la vida tradicional en el campo. Su hija, Rosa E. nos animó a usar todo lo que encontrásemos a mano para nuestro propósito.El resto, llegó en nuestros maleteros.
Y con todo lo que elegimos..montamos un " rincón de recuerdos" junto a la era ( a la que han hecho una preciosa restauración y sería un escenario divino para las noches de verano), dando paso a la zona donde se celebraría el almuerzo. El trillo, la cuartilla, dos zarandas, lavanda recién cortada, una canasta de leña, cajas de lata antiguas...

El segundo rinconcito de "recuerdos" lo instalamos junto a la entrada. Sobre una mesita decorada colocamos la caja con saquitos de lavanda que preparamos para que los novios entregasen a los invitados. Esto os lo contamos detalladamente en otro post. Unos pequeños cuadros decorados con la misma tela indicaban el parking y daban la bienvenida.

 

En medio de la terraza donde dispusimos las mesas hay un limonero precioso que nos sirvió para ambientar el almuerzo. Nuestros ya conocidos "tarritos vintage"  quedaron suspensos en el aire, llenos de paniculata y gerberas rosas. Un detalle muy elegante que encantó a los invitados.


Formó parte de la decoración la tarta de ensueño que preparó Dedulcecolor. Los invitados creían que no se comía, que no era de verdad. Cuando la saborearon en los postres dieron cuenta de su exquisito interior.


1 comentario:

  1. Que ideas tan preciosas !!
    A nosotras también nos encantan las bodas. Con tu permiso ... te seguimos.
    Besitos !!

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